Trayectoria

Los proyectos culturales que lleva a cabo Paula Mariani se permeabilizan y dejan ver de una manera ambigua las identidades dislocadas de sujetos híbridos, mestizos y desplazados en Barcelona, en Buenos Aires, en el mundo.
En sus obras crea mundos transitorios, paralelos y entrecruzados a partir del manejo y recopilación múltiple de textos: entrevistas, talleres, conferencias, documentales, exposiciones, guiones individuales y colectivos, performances; todos ellos puesto en escena en un dialogo continuo con sujetos que hacen y quieren hacer(se) notar su condición de híbridos no solo a través de las palabras sino también a través del cuerpo ( todas las expresiones corporales cuentan a la hora de buscar modos de representar, contar y escribir una realidad a través de gestos con manos, brazos, pies, ojos, bocas).
Aquellos sujetos (y ella misma también) al salir a escena (tanto en la realidad como en la ficción) actúan bajo una lógica rompedora de querer salir/se del propio ámbito (y sin abandonarlo por completo) para desafiar y desastibilizar estructuras e inaugurar una lógica de representación en donde los sujetos se reconocen en y a partir de situaciones en conflicto ambiguas que logran resistirse. Hay una movilidad explícita (y como se verá mas adelante no es solo característica de este texto sino de la mayoría de sus obras) que imposibilita pensar en un lugar único y fijo de enunciación, en realidad va construyendo(se) un viaje que tiene infinitas idas y vueltas, una identidad que siempre está en tránsito, en movimiento discontinuo ( ir, volver, volver a ir...).Mariani se monta en un vuelo conjunto para“ atravesar” un océano físico e imaginario que separa y une identidades, aquí y allá, que comulgan con la mezcla.
Sus historias si bien siguen un curso lineal a veces también nos arrojan a la paradoja de ver que los tiempos no cambian irreductiblemente y muchas veces los que estaban de una lado del mundo ( incluso del nuestro propio mundo interior) ahora están también del otro.
Creo que la intención de Mariani al realizar este tipo de recopilación de material “vivo” se debe a que ella misma considera al cuerpo como ese lugar donde todo esta inscripto, archivado, marcado, vivo, en tránsito.
Los personas que aparecen rescatadas dentro de sus reportajes así como las que veremos aparecen en Mundos transitorios, no solo se configuran a partir de historias que han sido contadas sobre ellos sino que son sujetos actuantes, se constituyen a partir de las múltiples diferencias dentro de ellos mismos y respecto de ellos mismos. Sus gestos, sus miradas, sus cuerpos no sólo son constituidos como una manera de marcar lo diferentes que son respecto a otros sino también lo diferente que son respecto a ellos mismos, encuentran diferencias, ambigüedades, múltiples maneras de relatarse con entrecruces particulares y cambiantes de etnia, nacionalidad, género y lenguaje.
Si bien sus obras se configuran sin renunciar a la existencia de los efectos que producen las estructuras discursivas y la conciencia del grupo en el yo autobiográfico, se conforman como una poética de las diferencias porque da cabida a la especificidad y a la posible capacidad de acción de un sujeto femenino. Sujetos que se construyen a partir de saber que existen diferencias respecto a si mismos(as) además de esa diferencia que representan los otros. O dicho de otro modo, el otro está en uno/a mismo/a.
Los sujetos que ponen “en escena” no pueden reconocerse más que viviendo en fronteras que se desplazan y los desplazan dentro de ellas, mostrando una y otra vez la idea de movilidad respecto a los elementos que conforman la identidad. Sus obras construyen a sujetos atravesados que reivindican el discurso femenino desde una memoria (individual y colectiva) que va transitando y se reconoce interactuando en un cuerpo, un cuerpo que no solamente sale al escenario sino que él es escenario mismo.